viernes, 21 de enero de 2011

Yamaha XJ-6


La XJ6 es estrecha, razonablemente ligera, más bien corta y cómodamente accesible no sólo para tallas medias, sino incluso para los que tienden a una estatura de “piloto profesional”; ya me entiendes. La altura del asiento al suelo da tanto margen para estirar las piernas en parado, que la sensación de dominar la moto puede calar muy hondo entre los más temerosos de dar el salto a una cilindrada media. Ya que estamos, su mullido es de tendencia dura, algo que será mejor valorado cuando vayamos a estar tiempo sobre la moto, aunque si es por carretera, serán las cervicales las que nos protesten antes. Y es que en esta versión N, como en toda naked pura, si pretendes acelerar a fondo, lo vas a pagar en la lucha contra el viento. Sólo por encima del voluminoso faro hay una pequeña solapa, pero totalmente ineficaz como defensa. Es una buena idea por parte de Yamaha ofrecer otras dos versiones con más protección y dejar cubiertas así todo tipo de expectativas para un mismo perfil de conductor. La posición, una vez sentado, es también muy cómoda. El manillar, algo retrasado y abierto, hace que no vayas nada obligado en la postura de conducción. Al mirar a tu alrededor, la notas delgadita, y en esa percepción influye el que no ves el tubo de escape: va por debajo. Una “esquina” menos de la que preocuparte cuando vayas zigzagueando entre el tráfico.
La moto, en general, presenta una sencillez de líneas a nuestro juicio muy bien resuelta estéticamente. No tiene ningún detallazo destacable, pero el conjunto se muestra actual y con cierta agresividad visual. En cuanto al cuadro de instrumentos, pese a la imagen un tanto desangelada, es bastante completo y muy legible: cuentarrevoluciones analógico y claro de lectura, y la información adicional en digital, como debe ser. 




Mecánica
El tetracilíndrico en línea de 16 válvulas con el que viene dotada esta XJ6, deriva del de la Fazer 600 S2, solo que recortado y suavizado en caballería para hacerlo más progresivo y dócil, pensando en el público mesurado al que se quiere atraer. No deja de tener 78 CV declarados, es decir, que la entrega de potencia podrá ser suave, pero si le vas a subir de vueltas, no va a dejar de empujar en ningún momento. De hecho, funciona primorosamente a medio régimen –en realidad, todos los retoques del motor vienen enfocados a potenciar las prestaciones a regímenes contenidos para hacer más fácil su uso en manos poco “puestas”- y sólo será a altas revoluciones cuando notes en falta “mala leche”. Eso el que venga más rodado de montar en modelos similares, porque el menos experimentado tendrá potencia de sobra, y sin sobresaltos, para ir dando rienda suelta a todo su apetito motero. El tacto con el embrague es suave, pero esta moto no lleva bien un rendimiento sport elevado. No es su guerra. Por encima de las 10.000 rpm tiene nervio para divertirte, pero a su aire. Además, con lo redondo que funciona el propulsor y la ausencia de vibraciones, lo que pide es disfrutarla por rutas secundarias a marcha alegre, sin necesidad de ir descolgando el culo en cada paso por curva. En ciudad, la configuración para una entrega suave de potencia a bajas vueltas hace que motor y piloto no sufran en atascos, más allá del consiguiente rigor climatológico de turno.


Comportamiento

En esta moto todo es facilidad y sencillez. Y eso se transmite directamente a todos los órdenes de su comportamiento. Si vas a pegarla palizones por ciudad, adelante, sin ningún problema: comedida anchura y buen radio de giro para infiltrarte por los atascos, maniobrable en las distancias cortas gracias al diseño del chasis y buena respuesta del motor en estos trotes. Si te vas con ella por carretera, estupendo también (siempre que huyas de las autovías con la versión N): dirección precisa, manejable en curvas, motor sobrado para viajar y consumos contenidos –en torno a los 6 litros, por las cuentas que pudimos realizar-. Pero todo esto dentro de unos límites. La misma sencillez que permite tanta polivalencia obliga a respetar unos márgenes. Las suspensiones responden bien y están pensadas principalmente para dar confort en un uso moderado de la XJ6: la horquilla delantera, de 41 mm, es brillante por su equilibrio entre confortabilidad y firmeza, pero no permite regulación de ningún tipo, ni en hidráulico ni en precarga. El monoamortiguador trasero, a pesar de la ausencia de bieletas, también cumple, pero es el primero que se empieza a resentir a la hora de apurar en serio o cuando llevamos pasajero por firmes no demasiado regulares. La ventaja es que sí es regulable en precarga y hay margen de maniobra. Los frenos también son suficientes para la exigencia de cualquier usuario no cañero, aunque, en contra de lo que pueda parecer, el doble disco delantero, de tacto progresivo, adolece de cierta falta de mordiente final y el trasero es más rudo en su cometido de lo que se espera. En cualquier caso estamos hablando de llevar los componentes a unos límites que, por diseño y enfoque de esta Yamaha, no deberían de someterla sus potenciales usuarios.


Valoración Final

Está claro que el objetivo de Yamaha es captar a todos los novatos o “scooteros” que quieren dar el salto a las motos por la puerta “mediana”. Y la realidad es que es una moto tan sencilla de manejar, que incluso es recomendable para gente con experiencia, que o bien busquen una moto para el día a día y les permita alegrías viajeras, o que simplemente quieran disfrutar de todos los parabienes de una moto “con mayúsculas” con las mínimas preocupaciones técnicas o de mantenimiento. Sin duda es una buena rampa de lanzamiento para “espabilarse” en el mundo de las dos ruedas. Se pierde el miedo escénico por la confianza que otorga su amable ergonomía y su accesibilidad, se puede aprender a pilotar sin sustos, por su entrega de potencia suave y la seguridad que transmite en sus reacciones, y es perfecta para aplicarse correctamente en las trazadas o para moverse con soltura callejeando por su alta manejabilidad. En cuanto se le coge el truco, que es rápido, pasa de ser útil a resultar, además, divertida. Por diseño, Yamaha ha puesto al día la XJ6 y resulta atractiva de líneas, pese a la sencillez evidente de sus elementos. Todo es correcto, ni espectacular ni cutre. Y efectivo. Lo mejor de todo, es que, al final, esa sencillez redunda en un precio de venta contenido, algo fundamental en estos tiempos. En conclusión, moto asequible a prácticamente cualquiera que se lo proponga, por conducción y por bolsillo.
PVP:
YAMAHA FJ6 N 6.799 €  (Promoción hasta el 31 de marzo: 5.999 euros)
Texto: Pedro Freire
Acción: Rubén Ruiz
Fotos: Antonio Cuadra





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